
Falaz desenlace ha tenido la Eredivisie. Ya sabemos que tres equipos (AZ, PSV y ajax) se jugaban el todo por el todo en una última jornada para enmarcar. Por momentos el AZ era campeón, pero su inesperado derroche en Rotterdam ante un equipo como el Excelsior (primado a buen seguro), abrió las opciones a los dos restantes que, por momentos se fueron pasando el título minuto a minuto. Anotaba el Ajax, marcaba el PSV, aumentaban su cuenta los de Ten Cate y hacían lo propio en el Phillips Stadium. Es difícil hacerse a la idea de un final tan caótico salvo que lo vivamos en directo pero este desenlace, donde un gol sin premio en puntos (porque no era un gol que valiera un empate o una victoria), dio la Liga al PSV. Sin palabras para poder explicar un final de temporada que pasará a los anales, entre otras cosas, por la oportunidad perdida para el AZ, el equipo que más lo merecía y que hubiera roto una línea etilista sin paredón.
Quizás debamos acostumbrarnos a este tipo de pasiones desbordadas hasta el último suspiro de un campeonato porque, según se prevé, en la Bundesliga el camino puede repetirse y, en este caso, porque los propios interesados (Schalke y Werder Bremen), parecen dispuestos a ello. De los de Slomka ya hablamos el pasado viernes, son irregulares fuera de casa, no tienen argumentos ni experiencia para saber culminar el 'match point' que tenían a su alcance. Mientras, el Bremen, sigue quemando etapas en su fatídico planteamiento ofensivo. Si, es extraño que se pueda meter el bisturí en un fútbol tan abierto, atacante y alegre como el que planea día a día Thomas Schaaf, pero si ya el pasado jueves tiró la eliminatoria en Montjuic por su ansiedad para contrarrestar un marcador ya complicado, ayer lo repitió en Bielefeld donde empató en dos ocasiones pero terminó por caer derrotado, de nuevo, a la contra.
En la Premier sucedió algo similar en relación a emoción y estado de sobre exaltación porque los dos líderes se jugaban buena parte de sus aspiraciones ligueras a la misma hora y conociendo, al detalle y con actualidad extrema, cómo le marchaba a su enemigo. Así, pudimos vivir una tarde mágica donde a falta de media hora el United dejaba de depender de sí mismo para dejar servido el título a los Blues y, al final, los de Ferguson meten cinco puntos a falta de nueve por disputarse. Por más que reste un partido entre ellos, el United terminará en Old Trafford la campaña por lo que el Chelsea tiene una auténtica osadía ante sus ojos y, además, visita esta jornada al Emirates. ¿El United campeón en Stamford Bridge?
Foto: AFP













El buque insignia de este Inter campeón era 





También los hay de los que defienden el papel secundario de otros protagonistas de la cita. Mancini y Rooney aparecen como los más inmediatos a la hora de poder nivelar la eliminatoria porque ambos tienen capacidad para ello y ya lo hicieron alguna vez no muy lejana aunque nadie se olvida de los Taddei, Giggs, De Rossi, Saha, ni por supuesto tampoco de Van Der Sar o Vidic. El holandés está en un momento nefasto, regalando dos goles en los últimos dos encuentros y el defensa serbio se ve como aquél en el que todos ven la eliminación de un United que flojea demasiado sin Nemanja, dos puntos negros para Fergie.


Nada de esto le va a hacer falta a Benítez que, una vez más, supo leer a la perfección el partido que el PSV le proponía, sumando además las importantes bajas de Afellay, Koné o Alex, demasiadas para un Koeman que, tal y como ya avisaban en Holanda, poco menos que ha tirado la Champions para asegurarse una Eredivisie en la que ha pegado un bajón considerable (reflejando una vez más que el estrés es irremediable para algunos). 