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Simplemente Cristiano

No hace demasiado tiempo de la entrega de unos premios que, supuestamente, catalogan a los mejores jugadores del año. En ellos, como ya analizamos, existían rigores y gustos diferentes que, a fin de al cabo, son los que decantan estos títulos personales entre jugadores de primer orden, los top ten del fútbol europeo. Cualquiera de los que completaron el podio lo merecía, incluso alguno más que no se le tuvo tan en cuenta, pero uno sigue sobresaliendo a un ritmo sencillamente imparable.

Cristiano Ronaldo fue Balón de Plata y, una semana después, tercer mejor jugador para la FIFA. El luso, pagando aquella eliminatoria nefasta ante el Milan en las semifinales de la pasada Champions League, aguantó, apareció en escena y su discurso siguió la línea que nunca ha perdido, la del trabajo continuo. Ahora, aún pronto para analizar lo que pueda llegar en el futuro, Cristiano está pletórico, crecido, enrabietado y con un papel de líder indiscutible en el equipo que, quizás, más vocación ofensiva tiene de toda Europa.

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No será tuya, Rafa

Si a Rafa Benítez los Reyes Magos le obsequiaran este fin de semana con la sinceridad divina en sus ruedas de prensa, seguramente no podía ser capaz de seguir derrochando intenciones positivas con el título de la Premier en el trasfondo del tema.

Y es que el español, tras empatar este miércoles con el Wigan en Anfield (1-1), tendrá que soportar nuevos momentos de tensión. Su solución, al menos de momento, no ha sido otra que seguir 'vendiendo' que el Liverpool puede salir campeón.

Ciertamente, las matemáticas me quitarían toda razón lógica, pero si los Reds ganan esta Premier, Ferguson, Wenger y hasta Grant deberían dimitir de su cargo inmediatamente. Como los tres jefes del trío de principales candidatos no parecen ni mucho menos encaminados hacia ese descalabro en forma de pérdida masiva de puntos, es más fácil que sólo se vaya uno y ése, hoy por hoy, es Rafa.

El español, multicriticado por sus constantes rotaciones dentro de una plantilla con pocos 'mimbres' asegurados domingo a domingo, ha mantenido una conducta intachable en Champions desde que aterrizara en The Kop, pero los Reds pretenden el asalto definitivo a un título inglés que no logran desde 1990 y los últimos intentos del madrileño han sido nefastos.

Este año, tras el nuevo tropiezo de este miércoles, la prensa británica vuelve a su ansiado deseo de gloria nacional y verse a 12 puntos del líder, Arsenal, no ayuda en exceso.

Sin embargo, o Rafa no quiere verlo o pretende mantener la llama ardiente aunque sea lanzando cerillas cada cierto tiempo. Sus declaraciones, fuera de toda realidad para aquel que siga de cerca el fútbol de las islas, sólo hacen más daño a aquellos que defendían su continuidad.

Para el mister, "esto es una carrera de fondo" y pensar en los puntos de desventaja "sólo es meter más presión", por lo que parece decidido a seguir vendiendo que la Premier está aún al alcance. Te equivocas Rafa, ya se te ha escapado.

La 'guerra' y su parte de bajas

El domingo estelar que nos había deparado el calendario de la Premier League dejó varias cosas claras. A día de hoy el United y el Arsenal son los dos equipos más fuertes del campeonato aunque sí es cierto que en los derrotados, la sensación fue muy diferente. El Liverpool casi tuvo que ir contra natura y a base de impulsos de corazón (0-1) mientras el Chelsea pudo sacar mucho más del Emirates. Allí nos centramos.

El derbi londinense (1-0), que ha ganado en rivalidad en los últimos años hasta ser un partido casi emblema dentro del fútbol inglés, fue rocoso, muy físico, jugado a mil por hora y con muchos análisis posibles. Entradas muy duras, a destiempo, mucha pierna suelta, 'recaditos en cada contacto y, como no podía ser de otra manera, un largo parte de bajas y sanciones.

Como sería la cita que hasta Cesc, un jugador bastante correcto en estas 'guisas' debió ser expulsado por una salvaje entrada a Cole en el tiempo de descuento. Y es que nadie se salvó. La jerarquía la tenían John Terry y Touré, los dos zagueros líderes en sus equipos y auténticos fortines, pero la acción fue otorgando protagonismo a partes iguales entre sus compañeros.

Así, esta auténtica guerra dejó las lesiones de Eboue y Terry, además de una más que probable sanción para Ashley Cole que, cansado de los interminables silbidos de la afición Gunner (recordemos que se marchó a os Blues para mejorar su contrato), dejó varios gestos para la galería de ofensas, algo que en el fútbol inglés está muy mal visto y que le dejará secuelas.

Terry cayó lesionado después de haber metido el dedo en varios lances donde salió indemne. Sin embargo, una entrada de Eboué le dejó el tobillo maltrecho y tuvo que abandonar el césped. Ahora, aunque no se conoce aún su lesión, estará fuera unas semanas. En su caso, era cuestión de tiempo puesto que el carácter y entrega del capitán inglés siempre le han 'marcado' físicamente.

Como castigado por haber lesionado al zaguero Blue, el próximo en abandonar el choque fue el marfileño Eboue. En su caso, una dura entrada de Joe Cole le va a dejar fuera unos meses. Y es que el africano, puro corazón, juega sobre-excitado y el inglés le cazó en un momento inoportuno que le obligó a marcharse en camilla y con evidentes signos de dolor en su rodilla.

Fue el pequeño parte de guerra de un choque que está dejando a un lado lo deportivo para centrarse en una batalla de pensamientos que no puede deparar nada bueno. Una cosa es la inagotable fuerza física y empeño del siempre aguerrido fútbol británico pero si dejamos escapar de las manos esa cualidad, el próximo paso será con unas muletas. Mejor será ponerle remedio, más ahora que llega Capello.

Las rentables lesiones de Owen

Michael Owen es uno de los jugadores más valorados actualmente en el fútbol inglés. Sus inicios en el Liverpool, aquel Balón de Oro en 2001, sus goles en el Real Madrid y su condición de indiscutible con los pross, le han generado una fama que los 25 millones de euros que pagó el Newcastle para repatriarle desde España, tenían que estar a buen recaudo y asegurados al 100%.

La parte negativa del veloz delantero siempre han sido las lesiones y es allí donde las Urracas han querido librar su propia batalla contra las rodillas del inglés. El Newcastle, cansado de ser ampliamente perjudicado en los problemas físicos del internacional, sobre todo cuando cayó gravemente en el pasado Mundial de Alemania, demandó infinidad de facturas e indemnizaciones por aquél incidente que le dejó sin su estrella durante casi un año. La FA, conocedor de los hechos mejor que nadie, no pudo mirar hacia otro lado y se propuso terminar con las quejas de los clubes pues, según su criterio, tenían total justicia.

Así, la Federación Inglesa firmó un convenio con el seguro de su selección en concordancia con la Premier. En ese trato, se disponía de un seguro muy interesante que cubriría las lesiones de sus jugadores en citas con su país. Dependiendo de la gravedad de la lesión y del nivel del jugador, las cifras no eran nada negativas, sino un buen argumento para sobrellevar la baja.

Así, la última lesión de Owen el pasado viernes ante Austria en un amistoso, dejará al delantero un mes alejado de los terrenos de juego, con lo que el Newcastle va a cobrar alrededor de 600.000 euros. Una suma increíble (debido a la cotización del goleador) y que a muchos equipos del resto de Europa les gustaría poder manejar en caso de lesión de sus jugadores.

Un acierto más de la FA, de la Premier y, por supuesto, del Newcastle, que tiene una buena cifra hasta para barajar próximos refuerzos, aunque, personalmente, no parecen las libras el principal problema en los norteños.

Tyne-Usan derby

La Premier League actual y el fútbol inglés más tradicional, tendrán siempre olor a historia. Alí se exaltan las rivalidades con cientos de años de trayectoria, se alaban las pasiones que levantan choques clásicos y, pese a que no sean citas donde prime la calidad o el espectáculo por lo hermoso de su fútbol, merecen el mayor de los respetos y así lo hacen saber.

Mañana sábado, el partido que abre la jornada no está situado allí por casualidad, sino que conscientes de la expectación que levanta un derbi entre Sunderland-Newcastle, le dan el protagonismo que se merece. En eso los ingleses siempre serán especialmente cuidadosos. De diez.

Más allá de que no está el título en juego, ni tan siquiera la zona europea, el choque lo tiene todo en lo que a términos de enemistad se refiere. El noreste de Inglaterra tiene su fiesta particular, una cita que ha sufrido muchas alteraciones en los últimos años (donde el Sunderland no lograba estabilidad en Premier), pero que vuelve con más intensidad que nunca. No obstante, aunque con objetivos diferentes, la realidad no aprecia esa diferencia.

Toda la rivalidad entre vecinos del condado de Tyne y Wear se explica en una frontera. Los dos pertenecen al mismo suelo, pero unos se sitúan al norte del río Tyne (Newcastle) y otros al sur (Sunderland), de las aguas que actúan como barrera desde 1883. Por entonces los Black Cats vivían su mejor época (seis campeonatos en 19 años), todo lo contrario que los Magpies, que nacerían años después y serían goleados en varias ocasiones por su enemigo más íntimo.

La cita tiene más de un siglo de historia y, en ocasiones, se han vivido lejos del primer nivel ya que ambos han conocido las miserias de las categorías inferiores. Con el paso de los años, unos sufrían para mantenerse donde por afición y calibre merecen (desde 1958 nunca ha estado más de seis años en una misma categoría), mientras los otros lograban la regularidad a base de libras malgastadas y proyectos sin destino alguno (Son el cuarto equipo que más dinero ha gastado en la última década).

Ahora, el condado más frío de toda Inglaterra arderá en el Estadio de la Luz. La rivalidad vuelve por donde solía.

Goles para la lógica, goles para la presión

No es que esperáramos lo contrario, pero si alguno tenía dudas sobre el funcionamiento de la Premier, sus pensamientos han quedado en el olvido tras una tarde donde los goles, más que nunca, han mostrado la línea que separa los grandes de los aspirantes. A base de goleadas, escandalosas para muchos y casi un favor (por lo que pudo llegar a haber sido) para otros, Manchester United y Chelsea se apuntan con todo al carro del título.

En Old Trafford tienen, de verdad, razones más que sinceras para poder ser optimistas. Sólo basta decir que en un partido donde les faltan jugadores como Scholes, Carrick, Neville o Saha, todos ellos titulares e imprescindibles en algún momento de la temporada pasada, ha logrado romper un récord goleador histórico. Y es que los de Ferguson sumaban por cuarta vez consecutiva una victoria con cuatro goles en su marcador. Esa ‘regla del cuatro’ no se repetía desde hacía más de tres décadas.

En Stamford Bridge también puede analizar la situación y marcarse una carcajada de liberación. Atados de puños y manos, los Blues han sobrepasado el límite en el que el recuerdo de Mourinho podía ser peligroso. Desde la victoria en Mestalla todo circula con sentido y tras lo visto este sábado, apenas les hace falta carburar el esquema de extremos que propone Ten Cate ¿o es Grant?, para imponer su calidad.

Cuando esa falle, el físico de un equipo en el que Essien abre la lata y le secundan dos atletas como Drogba y Kalou (sustituto natural en Costa de Marfil), estará presente. Destaco también a Joe Cole, que por fin tiene la regularidad que necesita.

Así pues, los diez goles de los dos ‘gigantes’ han mostrado el camino 24 horas antes de que el Arsenal, líder, visite Anfield con los Reds acongojados. Benítez sabe que su rival, como el United o el Chelsea, ya han demostrado que están en su mejor nivel. El Liverpool (único que aún no ha dado un recital como sus enemigos en esta campaña) necesita ganar pero, sobre todo, convencernos y convencerse de que estará en la lucha. Eriksson ya ha tomado buena nota.

Foto: Yahoo

La Premier más cotizada

Mientras Fergie estaba jugando al golf, Ferdinand en el campo con sus hijos y Scholes de mudanza, se decidía la Premier League. A eso de las 17:50 (cuando Gilberto Silva adelantó al Arsenal), debieron sonar todos los móviles de Manchester y el grito retumbó hasta el mismísimo vestuario Blue. Allí, Mourinho y los suyos reestructuraron líneas tras la expulsión de Bouhlarouz y salieron decididos a cumplir una gesta que les mantuviera con vida, como aquella heroica que uno siempre recuerda haber soñado y que, por momentos, con entrega, poderío físico y una mentalidad ganadora a prueba de golpes, parece hacerse efectiva.

Para mayor orgullo de la parroquia Blue, no fueron los nombres de talonario quienes tuvieron que dar la cara, sino aquellos otros que forman el verdadero 'bloque' de un equipo y los 'viejos rockeros' de la anterior etapa Pre-Roman. Sin Carvalho, Ballack, Drogba o Shevchenko, la mezcla de los Terry-Lampard o los Kalou-Cole, se mentalizó de que nada estaba perdido y remando y remando, se plantó ante un Arsenal que ni con un hombre menos pudo dar una mínima alegría a los suyos (1-1). Ese coraje mezcla de pasión y ambición siempre está patente en un equipo ganador por naturaleza y con una entereza descomunal pero, en contra de todas las alabanzas recibidas por este ímpetu de campeón herido y contra las cuerdas, queda la sensación de que sólo en situaciones tan adversas, los Blues reflejan lo que verdaderamente pueden ofrecer.

No dudo para nada que Mourinho no creyera en la victoria, de echo yo mismo la vi posible, pero quizás debería plantearse la idea de plasmar esa misma grandeza cuando se dejó llevar por la especulación y la pasividad de un campeón quizás demasiado prepotente. Esas citas dejabas en el olvido y salvadas por un 'destello' de sus múltiples cracks, le habían llevado a esta situación. Aquella tarde en Riverside, ese puntito ante Fulham en Stamford...no se le puede sacar punta a una temporada tan regular y exitosa en lo resultadista, pero viendo la capacidad mental de este equipo y la respuesta financiera que tiene tras de sí, sólo me queda levantarme y aplaudir al campeón.

Pocos creían en sus posibilidades, pues la fiabilidad del United nunca es equiparable a la de su rival, pero quizás la mayor sensatez, discreción y, desde luego, formalidad que se desprende siempre en Old Trafford, ha sido clave para superar un largo trayecto (que nadie olvide que el United ha sufrido también una masacre de lesiones) con éxito final.

Si el Manchester United ha roto, con un par de detalles bien solucionados (no sólo Cristiano ha destacado), todo ese engranaje creado para hacer de la Premier un Imperio Blue, el campeonato de los Red Devils toma un valor indescriptible, pues no creo que en el mundo haya un equipo capaz de vencer en ‘regularidad’ a una institución tan poderosa, en un general, como el Chelsea. Enhorabuena United, felicidades Campeón.


Foto:AFP

48 horas de disfrute y tensión

Llega el final de temporada y, con el, irremediablemente, los nervios se reactivan, las pasiones se desatan y, en definitiva, el pulso por los títulos toma un carácter, para muchos, incomparable. En España vemos como la lucha parece destinada a tres equipos, con permiso de los chés, y cuando aún restan varias jornadas más que en el resto de ligas europeas, se palpa una tensión especial, la misma pero en dimensiones históricas que sacudió este fin de semana a Holanda y, en menor grado a Alemania o Inglaterra.

Falaz desenlace ha tenido la Eredivisie. Ya sabemos que tres equipos (AZ, PSV y ajax) se jugaban el todo por el todo en una última jornada para enmarcar. Por momentos el AZ era campeón, pero su inesperado derroche en Rotterdam ante un equipo como el Excelsior (primado a buen seguro), abrió las opciones a los dos restantes que, por momentos se fueron pasando el título minuto a minuto. Anotaba el Ajax, marcaba el PSV, aumentaban su cuenta los de Ten Cate y hacían lo propio en el Phillips Stadium. Es difícil hacerse a la idea de un final tan caótico salvo que lo vivamos en directo pero este desenlace, donde un gol sin premio en puntos (porque no era un gol que valiera un empate o una victoria), dio la Liga al PSV. Sin palabras para poder explicar un final de temporada que pasará a los anales, entre otras cosas, por la oportunidad perdida para el AZ, el equipo que más lo merecía y que hubiera roto una línea etilista sin paredón.

Quizás debamos acostumbrarnos a este tipo de pasiones desbordadas hasta el último suspiro de un campeonato porque, según se prevé, en la Bundesliga el camino puede repetirse y, en este caso, porque los propios interesados (Schalke y Werder Bremen), parecen dispuestos a ello. De los de Slomka ya hablamos el pasado viernes, son irregulares fuera de casa, no tienen argumentos ni experiencia para saber culminar el 'match point' que tenían a su alcance. Mientras, el Bremen, sigue quemando etapas en su fatídico planteamiento ofensivo. Si, es extraño que se pueda meter el bisturí en un fútbol tan abierto, atacante y alegre como el que planea día a día Thomas Schaaf, pero si ya el pasado jueves tiró la eliminatoria en Montjuic por su ansiedad para contrarrestar un marcador ya complicado, ayer lo repitió en Bielefeld donde empató en dos ocasiones pero terminó por caer derrotado, de nuevo, a la contra.

En la Premier sucedió algo similar en relación a emoción y estado de sobre exaltación porque los dos líderes se jugaban buena parte de sus aspiraciones ligueras a la misma hora y conociendo, al detalle y con actualidad extrema, cómo le marchaba a su enemigo. Así, pudimos vivir una tarde mágica donde a falta de media hora el United dejaba de depender de sí mismo para dejar servido el título a los Blues y, al final, los de Ferguson meten cinco puntos a falta de nueve por disputarse. Por más que reste un partido entre ellos, el United terminará en Old Trafford la campaña por lo que el Chelsea tiene una auténtica osadía ante sus ojos y, además, visita esta jornada al Emirates. ¿El United campeón en Stamford Bridge?

Foto: AFP

Un problema para Fergie


En el momento en el que el Manchester United apunta, para muchos, como uno de los favoritos a lograr la que sería su tercera Copa de Europa, ha surgido un problema que ya se vaticinaba meses atrás. Cristiano Ronaldo -al que sólo veo de verdad triunfando en el United- tiene la velocidad y claridad de juego para poder asistir, Rooney, el coraje y la maestría para levantar un partido el solito y los veteranos Giggs, Scholes y Neville o incluso Ferdinand, los aportes siempre necesarios de experiencia y madurez como para intentar con éxito el asalto al trono europeo pero, más que nunca, recordarán no haber planificado la delantera con el mismo ideal.

Esta ausencia de nueve se ve, de repente, convertido en un problema a falta de disputar el tramo más importante de la temporada. El adiós, -sin duda demasiado tempranero- de Larsson, la lesión grave de Saha al que le queda mínimo un mes de recuperación y las constantes molestias de un intermitente Solsjkaer -ahora mismo lesionado-, preocupan muy mucho a Ferguson, que ya ha dejado caer su disgusto. El United ya sabía a principios de temporada que se había quedado corto en la confección de su plantilla, en exceso si hablamos de la delantera y, por ello, se convenció a Larsson para saldar este error.

El sueco ha dado el resultado esperado, -éxito- pero nadie pensaba que no le pudieran convencer para seguir hasta final de temporada y tres meses después, no sólo tienen a Saha lesionado, sino que este Louis no es el enrachado y goleador del mes de diciembre, entre otras cosas, porque Larsson le robó protagonismo. Ahora, queda Alan Smith, al que se le intentará dar muchos minutos para que entre en forma después de tantos meses parado.

Así pues, con la Premier aún por decidir -personalmente creo que será suya- y con el horizonte abierto para la FA Cup y, sobre todo, para la Champions League, los Reds Devils pueden terminar pagando muy caro un simple fallo de planificación que, en el peor de los casos, les deje en blanco tras una campaña repleta de éxitos y renovación de viejas ilusiones.


Foto: Yahoo

El comodín irlandés


Waterford es una de las ciudades casi desconocidas dentro de la siempre serena y tranquila Irlanda. Famosa por su cristal, para muchos el mejor del mundo, el condado norte del país fue la primera ciudad que fundaron los vikingos, lo cual ha dado para escribir muchos libros históricos y de aventuras, pero ninguna como la que la quinta mayor ciudad de Irlanda vivió ayer sábado a la hora de comer. Sus poco más de 45.000 habitantes celebraron por todo lo alto que, uno de sus hijos pródigos, daba media Premier al queridísimo United.

John O´Shea no tiene enorme calidad, no es un excelente defensor y nunca podría catalogarse como un jugador de leyenda para el Manchester United, pero gracias a su sacrificio y a su incansable carácter cumplidor, se ha convertido los últimos años en el perfecto comodín para tapar cualquier 'parche ' de emergencias. Hasta este sábado, el irlandés podía sacar pecho, entre otras cosas, por haber vestido de Red Devils durante más de 215 partidos, de ser una pieza básica en las largas temporadas de Ferguson e incluso de reconocérsele que como jugador de equipo no tiene precio pero, un sólo toque en el minuto 92 de un clásico ante el Liverpool, lo va a idolatrar de por vida como el jugador que logró sentenciar a la prepotencia del Chelsea.

El choque en Anfield explicó en sólo 90 minutos, toda la carrera del internacional. Producto de la académica cantera del United, O´Shea entró muy pronto en escena y debutó con 19 añitos. Como no era precisamente un jugador que destacara tomando la iniciativa o riesgos, apenas llamaba la atención y fue cedido al débil Bournemouth y al belga Royal Antwerp. En ninguno de ellos tuvo un actuación estelar y apenas sumó minutos pero, contra todo pronóstico, se quedó en la primera plantilla del United.

Contando con opciones cada cierto tiempo, Alex Ferguson empezó a tratarle con mayor respeto tras sacarle provecho como lateral equilibrado, sin ser un carrilero y trabajando en contención. Con esas premisas, el irlandés tapó las bajas de Heinze, Gary Neville, Paul Scholes e incluso Ryan Giggs, porque si algo vio Sir Alex en el, fue su gran capacidad de sacrificio y entrega.

Un profesional por decreto como John, nunca ha levantado la voz, probablemente nunca lo hará, pero ayer, cuando por enésima vez debía cumplir tapando con urgencias el arreón del Liverpool, se le ocurrió subir a rematar un saque de falta y terminó por lograr el que, seguramente, vaya a ser el gol más importante de su vida. O´Shea es ya, historia viva.


Fotos: Yahoo y libre

Los destellos deseados

Cuando uno tiene que dejar de lado sus habituales labores de trabajo durante un fin de semana por medidas de fuerza mayor alejadas del mismo, está deseando volver para enterarse de todo lo acontecido en su ausencia. Algo así me pasó estos días y aunque estuve realmente desconectado del mundo-fútbol (sólo pude ver el derbi madrileño pues donde me encontraba no tenían nada más), a mi vuelta todos fueron emociones, destellos y muchas horas donde se acumuló lo mejor de varios días. La experiencia fue buena, o al menos, compensa el no haber podido vivirlo en directo.

Tirando de partidos grabados durante mi 'fuga', disfruté con el golazo de Cristiano Ronaldo sobre la hora en el siempre complicado Craven Cotagge, con el valor de los baby-gunners pese a su derrota a manos de un Drogba que deja a Sheva en la más absoluta de las sombras, o con la jornada de máxima emoción vivida en la Bundesliga con sendos tropiezos (ambos a última hora), de Schalke y Werder Bremen, que parecen predestinados a sufrir hasta el final.

El fin de semana en Inglaterra restaba importancia a la Premier para centrarse en la final de la Carling, la mejor de los últimos años sin ninguna duda. Sólo la heroicidad de Wenger, otorgando el merecido premio a quienes habían logrado llevar hasta allí a los Gunners, y el once 'estelar' (excepto Diarra), de un cuadro Blue mostrando su aspecto más millonario -por aquello de ver juntos a Lampard-Ballack, Sheva...-, podía reflejar un choque así. Fue el propio choque de estilos, el presente contra el futuro y el control ante el toque, lo que originó ese espectáculo.

Difícilmente otro técnico dejaría todo un título -por muy menor que algunos lo consideren- a un once tipo que se sostenía en una media de edad tan baja y en el que su jugador más determinante tenía 19 años y se llamaba Cesc Fábregas. El sueño duró menos de lo que debía, pero Drogba es especialista en truncar esperanzas a base de definición y pegada, la misma que le está destacando cada día como el mejor delantero en la actualidad y la que, probablemente, le llevará a la Bota de Oro -la misma que su 'amigo' Samy no tiene-. Todo esto, dejando a un lado las polémicas y
las opiniones de cada uno.

En Londres, con los ojos de toda Inglaterra sobre la fortaleza que siempre es el cuadro de Coleman como local, el United cedía por sus problemas defensivos de antaño y por la poca, por no decir nula, capacidad de rotación de Ferguson, que demuestra cada vez más que no confía en lo que tiene en el banquillo (sólo es capaz de meter a O´Shea, Saha, Fletcher y Heinze). Por suerte, sigue valiéndole el gran estado de forma de su crack luso y del tándem ofensivo. Cristiano quiso ser protagonista en el momento justo y así fue.

Otros destellos del fin de semana se vieron en Alemania, donde Schalke y Werder Bremen parecen dispuesto a brindarnos emoción en partidos de alto voltaje. Ambos fueron incapaces de hacer valer su obligación, su control y su dominio con lo que el destino deparó unos minutos finales donde todo pudo pasar. El Genselkirchen, Kiessling daba la victoria a domicilio a un Leverkusen agotado tras jugar la UEFA y el Schalke quedaba a expensas del Bremen. Los de SCAF marcaban justo cuando su rival cedía en casa pero, a falta de unos segundos, el Gladbach –en crisis total-, se herejía en el héroe del Veltins Arena gracias a un tanto de Nando que dejaba el mal menor.

Así pues y tras analizar todo, ¿Será mejor esperar los destellos de cada fin de semana para el final?...

Fotos: Yahoo

 
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