Cuando se desvelaron hace apenas dos semanas los equipos que iban a disputar los octavos de final de la Copa Libertadores, ya reflejamos nuestra alegría por la igualdad de los contendientes y por el potencial de algunos cruces, que han deparado no sólo resultados históricos, sino momentos donde la épica y la heroicidad han rozado el cielo. Fluminense, Sao Paulo, Atlas, Boca Juniors, América, Santos, San Lorenzo y LDU Quito son los ocho supervivientes.
Siguiendo un orden de osadía, el punto de partida sería el Monumental de Buenos Aires. River Plate tenía la obligación de ganar por un gol de diferencia y San Lorenzo se enredó muy pronto en el júbilo millonario que apretaba con todo desde las gradas (jamás vi cosa igual en el estadio riverplatense). Un balón parado del especialista Abelairas abrió el marcador y la pesadilla de los de Boedo, ya que fueron expulsados Rivero y Bottinelli; este último, ya en el segundo tiempo, por un codazo a Falcao que además supuso penalty. Abreu lo anotó y con dos goles de diferencia en media hora, River parecía en cuartos.
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