La Segunda Guerra Mundial devolvió a Rumanía el territorio que mayores reivindicaciones sociales ha alumbrado dentro del país, la famosa Transilvania. Esa tierra, que durante años fue motivo de disputa entre húngaros y rumanos, ha logrado una gran dinámica económica y social desde la caía del dictador Ceaucescu, y hoy vive la resaca del último gran paso hacia su progresión, un peldaño histórico con tintes de modestia pero llevado por buenos raíles, los del fútbol.
Y es que no es para menos pues el casi desconocido CFR Cluj (creado por trabajadores ferroviarios) puso fin al acendrado monopolio que había creado a su gusto el poder futbolístico de Bucarest, con el dúo Steaua-Dinamo a la cabeza. Así, el club de Cluj-Napoca rompió la hegemonía que perduraba desde 1991 y se alzó con la corona liguera en un miércoles de infarto donde un penalti en su duelo clave ante el acérrimo rival (un Universitatea que además desciende), sería clave para conseguir los tres puntos en un choque tenso, extremadamente duro y con vigoroso furor.
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