La hermandad entre fútbol y justicia había salpicado hasta la fecha a numerosos frentes. Muchos de ellos ya conocían lo que es sentirse lastrado por años de antecedentes y penurias con protagonismo para los juzgados y no para el balón. El Calcio, sin ir más lejos. Otros, como la Premier, que parecían casi intocables y que siempre alardearon de una limpieza cristalina, también se toparon con la llamada al orden, la misma que estos días sacude nuestro fútbol. La alfombra ya se levantó, ahora habrá que recoger todo el polvo.
El Athletic, multi-cuestionado
Una conversación de las que jamás hacen bien al fútbol, se ha filtrado esta semana entre Julio Romero e Iñaki Descarga. En la misma se refleja la compra del partido entre Athletic y Levante, donde los granotas se dejaron ganar para dejar en bandeja la permanencia al equipo vasco. Tan fuerte es el caso y la polémica en torno a él, que incluso surgen los nombres de varios jugadores y hasta del presidente de la Federación Española de Fútbol, un Villar que calla (es decir, otorga).
Este caso surgió, como suele pasar en estos casos, tras una declaración pionera del ex jugador del Tenerife, Jesuli. En ellas, admite haber tenido a mano un cobro por dejarse ganar cuando era jugador chicharrero, beneficiando con ello al Málaga, que fue quien pagó supuestamente. El presidente de la Real Sociedad, Badiola, ha dado a conocer el asunto, desde luego, por beneficio propio.
En resumidas cuentas, ni España es un convento ni, desde luego, la disciplina que rodea a nuestro fútbol está a la altura de la competición.
El paraíso de Moggi
Quizás el caso más relevante de todo el fútbol europeo en los últimos años fue el denominado ‘Calciopoli’, un fraude deportivo en toda regla que englobaba desde árbitros comprados a partidos amañados. Toda una red corrupta que se desenmascaró en torno a la figura de un directivo de la Juventus, el ya famosísimo Luciano Moggi.
Se destaparon delitos de la agencia de jugadores GEA, acusada de competencia ilegal y amenazas, pero se llegó hasta el que por entonces (como ahora), era el seleccionador azzurro. Marcelo Lippi, al parecer, incluso recibía órdenes de a qué jugadores debía llevar a su selección absoluta. Todo ello llevó a diseccionar las raíces del Calcio que, pese a todo, jamás volverá a sentir limpieza en su competición.
En Italia, pese a todo, siempre existieron casos de descensos administrativos, ruina de equipos históricos que vuelven al primer nivel en tiempo record tras arbitrajes polémicos y hasta jugadores que apostaban de manera fraudulenta (Flacchi hace sólo dos años).
La Premier pierde su prestigio
Parecía terreno vedado, imposible de franquear por la falsedad pero cuando los euros están de por medio, incluso la nobleza y tradición de la Premier se ven salpicadas. Hace ahora algo más de un año, No se habló de compra de partidos, aunque hay rumores de que existen varios casos que no se han querido desenmascarar, pero se apuntó directamente a los agentes que se mueven como ‘pez en el agua’ con las facilidades económicas que ofrece un mercado activo pese a la crisis.
18 técnicos fueron citados en un caso de corrupción a la hora de realizar compra-venta de jugadores, donde los intermediarios pactaban suculentas sumas de dinero a cambio de ceder una parte al propio entrenador. El más perjudicado fue Sam Allardyce, ex técnico del Bolton, que fue acusado sin tapujos de haber aceptado ese ‘soborno’ y de haber aprovechado su poder como máximo gestor del equipo inglés.
Portugal, Alemania, Grecia…
Y es que nadie se salva de la corrupción deportiva. En Alemania el ex colegiado Robert Hoyzer admitió haber manipulado varios resultados en partidos que el dirigió, aunque forzado por una organización criminal basada en las apuestas ilegales. El árbitro habló abiertamente sobre el caso, al que arrastró a varios compañeros e incluso desveló que los clubes invitaban a los árbitros a prostíbulos antes de que dirigieran un partido importante, lo que hace suponer que la manipulación de partidos era una práctica extendida en el fútbol alemán, que iba más allá de los intereses de una banda croata abocada al juego clandestino.
En Grecia se han detectado varios partidos relacionados con el lavado de dinero, en Portugal el caso ‘Silbato Dorado’ castigó a 25 colegiados por casos de corrupción y tráfico de influencias que casi cuesta el descenso a equipos de primera fila como el mismísimo Oporto. Y hasta en Georgia se conocen suculentos negocios con Rusia durante el gobierno de Boris Yeltsin y con la nacionalización de bienes estatales como telón de fondo. Un auténtico mal endémico para nuestro querido fútbol.
Etiquetas: Athletic Bilbao, Corrupción, Juventus, Levante, Moggi
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