Se dice que no hay victoria sin sufrimiento y que detrás de todo éxito se esconde una pizca de suerte (aunque ésta hay que buscarla). Sin esta ración, las conquistas se quedan por el camino, y cuando se hacen efectivas, siempre dejan una realidad extrema con lágrimas de impotencia por un sector y gritos de júbilo por el contrario. La última final de Champions tuvo una definición que lleva todas estas sensaciones hasta su punto más álgido y que, en el caso del Manchester United, es una constante; sus tres títulos continentales han tenido rasgos similares donde se amontonan milagros, maravillas y, desde luego, una buena dosis de suerte. La suerte del campeón.
Y es que es inevitable no echar la vista atrás cuando John Terry falla el penalti que pudo darles el título. No sólo lo manda al poste, no sólo era el último de una tanda de penaltis casi perfecta en ejecuciones (todos anotaron excepto Cristiano Ronaldo), sino que, para mayor capricho, tuvo que hacer acto de presencia un desafortunado resbalón en el momento justo del golpeo. Un punto cómico para la leyenda Blue y, desde luego, un instante de esos que estigmatizan la carrera de su ejecutor, un desconsolado John Terry.
1 comentario:
Pobre Terry, un jugador que vive por y para su equipo, el capitán, que ha salido de las categorías inferiores, tiene la oportunidad de darle el título mas grande a su equipo y lo falla por un resbalón.
No es un guión de película, es el fútbol, que esta muy loco
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