El Manchester United es campeón de Europa

Una final de apuntes, de muchos apuntes

Desde la rivalidad ascendente que se profanan, pasando por los duelos personales entre sus estrellas, la versatilidad en el estilo del United o la sobriedad de un Chelsea, la f9inalísima europeo tenía absolutamente todo. Dos animadores del continente, líderes absolutos en el fútbol moderno y equipos creados a base de muchos euros peor también con mucho trabajo y profesionalidad a sus espaldas. La ‘novatada’ millonaria de los del ‘patriota’ Abramovich chocaba con la tercera ‘orejona’ que deseaba Ferguson en su prolongado currículum.

El césped (criticado) del Luzhniki dejaba algunos cambios iniciales en los planteamientos. Los Red Devils se asomaban al frío moscovita con Tévez como principal cara agradable en detrimento de Park y, por supuesto, con los Rooney y Cristiano Ronaldo como pilares. Los Blues, en el partido más importante de toda su historia, apostaban por Malouda y un ‘semi-recuperado’ Ashley Cole.

Monotonía rumbo al desorden

Un tremendo temblor de piernas unido al respeto ineludible de cada final, nos privó de un arranque con mayor intensidad, dejando un ritmo lento, pausado y sin rumbo definido hacia las porterías. En aquella dinámica de monotonía donde las defensas se imponían, sólo destacó una jugada con doble amonestación para Scholes y Makelele donde el inglés terminó con la sangre sobre el césped y algún detalle, más para la galería que práctico, de Cristiano Ronaldo.

Sin embargo, iba a ser el luso, que sí estaba muy enchufado, el que iba a alterar ese orden establecido. Una jugada por banda derecha entre el incansable Scholes, con un tacón hacia Brown, habilitó al lateral que, centrando a pierna cambiada, se atrevió a mandar un pase casi al punto de penalti. Allí, fue solitario ante la imposibilidad de Essien, Cristiano saltó con autoridad y marcó todos los tiempos en un cabezazo de escuela que se marchó a la red por donde el quiso. Golazo y aparición estelar de un jugadorazo criticado a veces por su ausencia en partidos clave.

Ese tanto, como no podía ser de otra manera, alteró los minutos posteriores. El Chelsea no tenía más opción que empujar con mayor potencia y dejar de lado el mono tema de exprimir a Drogba a base de balones largos y a su cabeza. Los Blues dieron un paso adelante pero aquello también dejaba más metros atrás y la amenaza de las contras del United.

Una duda de Ferdinand a la hora de despejar un balón casi en la línea de cal con Ballack justo detrás, provocó la tensión, pero Van Der Sar puso manos firmes y blocó. Justo a continuación la final pudo quedar más que encarrilada para el United ya que, tras un pase largo que supo aprovechar Cristiano Ronaldo para colocar un centro perfecto al punto de penalti, lo cabeceó en plancha (espectacular), Tévez, pero pese a la dificultad, Cech la rechazó abajo. El balón, tras un despeje malo de Terry, le cayó a Carrick pero el mediocentro no la golpeó bien y el meta checo volvió a interceptarla.

Los Red Devils tuvieron algún acercamiento peligroso más tras un remate de Rooney y en varias apariciones del dinámico y muy activo Cristiano, pero cuando más apretaban los de Ferguson, el gol psicológico hizo acto de presencia de la manera más cruel. Un disparo de Essien en una arrancada, propició dos rechaces sobre Ferdinand y la pelota, dividida, fue a caer a un voluntarioso Lampard que, como perfecto llegador, supo culminarla. Para poner más dramatismo al ‘golpe’ encajado, Van Der Sar había resbalado en la misma acción y, por ello, no alcanzó la pelota. Tocaba reflexionar.

Empujones

Y es que el gol sí dolió mucho y, sobre todo, hizo crecer a un Chelsea que salió en la reanudación más confiado. Su potencia, a base de ocasiones creadas por empujones, dejó disparos de Ballack y acciones a balón parado donde el United estaba un paso más atrás en físico y, desde luego, con una actitud más tímida. Los londinenses ya tenían sobre la mesa el menú que tan bien saben explotar. Un par de encontronazos como una entrada peligrosa de Carvalho a Ronaldo o varios choques entre Tévez y Makelele, pudieron tener un castigo mayor.

Un disparo de Drogba que se marchó al poste en su única opción de cara a portería, volvió a reactivar el partido justo cuando Malouda pedía efusivamente un posible penalti de Ferdinand. Dudoso, de análisis pero con el defensor inglés ‘roto’ por un par de tirones musculares. Por otra parte, el poder del mediocampo Blue, con dominio claro, estaba siendo la diferencia y el motivo de los dolores de cabeza mancunianos. Así, como una niebla espesa que todos ven llegar, nos topamos con la prórroga.

Variantes y ocasiones

La entrada de Kalou y Anelka fue el movimiento atacante que promulgó Grant mientras Ferguson confiaba en la técnica de Nani. Esos movimientos de fichas alteraron el orden pero la primera parte de la prórroga dejó dos claras ocasiones. Una tras un remate en giro de Lampard que, de nuevo, tropezó en el larguero y, poco después, un despeje sobre línea de gol con la cabeza de Terry como protagonista cuando Giggs casi celebraba el que era un tanto ‘cantado’.

En la segunda, mucha intensidad, parones por el cansancio acumulado y un ‘pique’ colectivo sobre el final debido a un saque de esquina tras devolver el balón que, sin creerlo, el colegiado Lubos Michel arregló a base de tarjetas, siendo Drogba el más perjudicado con una roja más que discutida. Hasta el final, algún sudor en mitad del ‘chaparrón’ de agua que sacudía Moscú y que amenizaba la llegada de los penaltis.

La ‘lotería’ hace campeón al United

Costaría explicar que Cristiano Ronaldo volviera a fallar el penalti claro en la tanda, pero lo hizo y cuando Terry lo tenía todo para gritar el que iba a ser su 'título', se le marchó el sueño. Ya sobre el final y sin opción al fallo, Anelka la erró y el United grita su tercera 'orejona', la de todo Old Trafford. El Manchester United es campeón de Europa.

La Ficha y la ‘retra’ del partido en Goal.com

Toda la Champions en Goal.com

No hay comentarios:

 
© El diseño es propiedad de Jose David López. Adaptación por Ktm