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El pequeño Goliat

El relato bíblico de David y Goliat es sobradamente conocido. El pequeño David se enfrenta a Goliat, un gigante de tres metros, y logra vencer armado únicamente de su ingenio y una onda cargada con una piedra. Para escapar de lo habitual, imagínense por un momento que los dos protagonistas de la historia intercambian sus papeles. No sólo en cuanto a lo que se refiere a la victoria final, sino también al tamaño de los contendientes. David será el gigante derrotado, y Goliat el pequeño vencedor.

Ahora ambientemos el enfrentamiento en la actualidad y convirtamos el campo de batalla en el terreno de juego de un campo de fútbol. David se apellidará Silva y no será gigante en centímetros, sino en talento. Goliat, en cambio, será Pablo Pinillos, limitado técnicamente, pero sobrado de carácter y capacidad de sacrificio.

Si nuestros particulares David y Goliat se enfrentarán la mayoría apostaríamos a favor del primero avalados por sus victorias ante rivales de mayor envergadura como Materazzi o Terry, o por su lustroso palmarés donde luce radiante la Eurocopa celebrada en el 2008. Sin embargo, como en la Biblia, el pequeño ha resultado vencedor cada vez que se han encontrado.

Pinillos, con el Racing de Santander, y David Silva, con el Valencia, se han enfrentado un total de cuatro veces -contando el partido copero de ayer miércoles- y el balance es muy favorable para el defensa. Tres victorias cántabras, por un sólo empate. En ninguno de los cuatro enfrentamientos Silva logró marcar gol, y siempre tuvo una actuación discreta, muy alejada de las grandes noches que suele protagonizar.

Silva, que pese a ser un gigante también es humilde, señaló hace poco en una entrevista para Superdeporte a Pinillos como el rival que más problemas le ha puesto sobre el césped. "Es un jugador muy pegajoso y contra él siempre es muy pesado. Es el defensa que más problemas me ha dado", comentó el canario.

Pinillos ha recibido los elogios de Silva con sorpresa y alegría. "¿De verdad ha sido eso de mí? Viniendo de él es todo un halago", afirmó quien ha vivido en el lado pobre del fútbol durante toda su carrera e incluso se ha visto obligado a posar desnudo cuando no cobraba en el Compostela o a trabajar como albañil durante sus primeros pasos como futbolista profesional.

El próximo miércoles, David y Goliat, Silva y Pinillos, se volverán a enfrentar. Esta vez en Mestalla, un terreno paradisiaco para los cántabros, y con los cuartos de final de la Copa del Rey como premio. Uno querrá cambiar la historia, el otro que se mantenga tal y como está. Lamentablemente, sólo uno podrá conservar la cabeza.

Decíamos ayer

En el Patio de Escuelas, junto al edificio antiguo de la Universidad Pontificia de Salamanca, figura una estatua en honor al ilustre profesor Fray Luis de León en la que se puede leer la frase "Decíamos ayer".

El maestro estuvo varios años apartado de la docencia por culpa de la Inquisición, quien le encerró en prisión por traducir la Biblia a la lengua vulgar. El día en el que reapareció en las aulas lo hizo como si nunca se hubiera ido. Abrió el libro y comenzó la lección con un "Decíamos ayer".

David Silva saltó este sábado al césped de Mestalla con otro "Decíamos ayer". El canario volvió a ser titular, por primera vez desde aquel fatídico 30 de agosto en el que se lesionó, y actuó como si nunca se hubiera marchado. Se erigió como líder de un Valencia al que condujo hacia una cómoda victoria ante el Atlético de Madrid en un duelo de seis puntos.

En las últimas semanas, en Valencia se había debatido sobre donde podría encajar David Silva en el esquema de Unai Emery. A los cinco minutos se disiparon todas las dudas. Silva puede jugar donde le de la gana. Y de la lesión ni rastro. El canario no dio muestras de flaqueza, a pesar de que los rojiblancos le pusieron a prueba cosiéndole a patadas cada vez que entraba en contacto con el balón. "Me he encontrado muy bien después de tanto tiempo sin ser titular y me marcho muy contento por haber podido ayudar", declaró el jugador tras el partido con humildad.

En realidad, Silva hizo algo más que ayudar, fue clave en la victoria ché. Mientras esquivaba patadas y resistía empujones, Silva se convirtió en el eje de todas las jugadas del Valencia. Consiguió que el ataque por impulsos que había realizado los ché en su ausencia, se convirtiera en un continuo y fluido goteo de llegadas al área rival. Regateó con estilo, pasó con certeza e incluso de permitió llegar al área para anotar el segundo gol del Valencia, en el que definió tirando de una calidad que pocos tienen.

En la segunda mitad, redondeó su actuación con un golazo que de haberlo marcado otro abarrotaría los resúmenes de los informativos. Recibió en la frontal del área, levantó la mirada para fijar la posición de la portería y puso el balón en la misma escuadra ante el asombro de Mestalla.

La afición valencianista no tuvo más remedio que ponerse en pie para agradecer al jugador canario su magna obra de arte. El maestro Silva ha vuelto a impartir cátedra, aunque en realidad nunca dejó de hacerlo. Decíamos ayer...

 
© El diseño es propiedad de Jose David López. Adaptación por Ktm