El 'astillero' de Benito Floro

La Corona Española que dominó tierras sudamericanas en tiempos ancestrales explotó cada uno de los enclaves conquistados mediante una única consigna, la fuerza. Cuando las revoluciones de los colonos obligaron a retroceder, muchas de ellas lograron la independencia. En Ecuador, Guayaquil fue la primera en sublevarse y conseguir su emancipación a raíz de un levantamiento en 1820. Ahora, la denominada Perla del Pacífico, es el centro económico del país, el área más poblada a nivel nacional y la cabecera cantonal de la provincia de Guayas.

Pese a todo, su arraigado pasado castellano no puede pasar desapercibido cuando el equipo puntero del país nació en una reunión de españoles. Varios catalanes con ganas de inculcar en su nuevo domicilio el deporte que ya triunfaba en España, decidieron organizarse en torno al Barrio del Astillero de Guayaquil (curiosamente, el epicentro de la explotación de la corona española) y llevar hasta el mismo las ideas que habían adquirido en su querida Costa Brava. Así, en 1925, esos jóvenes conocidos en la zona como ‘La Gallada de la Modelo’, crearon un club multidisciplinario que al recibir un apoyo masivo de la comunidad española, recibió el nombre de Barcelona (equipo al que todos habían apoyado en su pasado en España). No contentos con ello, decidieron tomar sus colores y su escudo casi prestados cuando los catalanes ganaron la Copa del Rey española tan sólo unos días después del nacimiento del cuadro ecuatoriano.

Ese arraigo español ha tomado fuerza a partir de este lunes, cuando Benito Floro ha tomado contacto con la que será su nueva plantilla. El técnico asturiano, reconocidísimo en la Liga por su doble ascenso (de Segunda B a Primera) con el Albacete del ‘Queso Mecánico’, llevaba cuatro años alejado de los banquillos. Se había dejado ver por las oficinas del Real Madrid como director deportivo tras su etapa como técnico, dirigió con brillantez las primeras baldosas del armonioso Villarreal y se escondió en el anonimato de aquellos que prefieren vivir el fútbol desde la paz de una opinión personalizada.

Ahora regresa con una aventura arriesgadísima, ambiciosa por su dificultad y atractiva por el desconocimiento que asegura una nueva cultura de fútbol, pero para un filósofo como él gijonés, nada es nuevo. Será la tercera experiencia lejos de nuestras fronteras pues ya dirigió al Vissel Kobe nipón y al Monterrey mexicano, lo que le asegura un ‘extra’ de experiencia a la hora de afrontar el banquillo más caliente de todo Ecuador y uno de los más espinosos de toda Sudamérica. No será, sin embargo, el primer español en haber dirigido a los canarios, ya que su primer entrenador fue el leonés Servando López allá por mitad del siglo pasado.

Su objetivo es volver a hacer grande a un equipo sumido en una vehemente depresión desde la última década. Y es que hace once años que los toreros no ganan el campeonato nacional. Demasiados para una entidad que lidera la tabla de títulos ligueros (13), que ha alcanzado dos veces la final de la Libertadores, que alardea de ser el más influyente-querido del país y que tiene las mejores instalaciones nacionales como demuestra el magnífico estadio Isidro Romero (ahora llamado Estadio Banco Pichincha por un acuerdo de marketing).

Floro ha firmado para dos campañas pero resulta incomprensible pensar que vaya a cumplirlos cuando en el nuevo siglo ya han sido 30 (algo irrepetible), los entrenadores que han pasado por el banquillo barcelonés. El último en caer fue el ‘mostaza’ Merlo, que apenas duró 6 meses en el cargo (no lo metió en la Libertadores) y que, como todos los anteriores, sufrió la intensa presión de ver despedazarse a un equipo mítico, histórico, con un presupuesto bastante alto dentro de fútbol sudamericano pero incapaz de levantarse ante las adversidades. El asturiano ha tenido unos días para conocer la entidad, la plantilla y las instalaciones antes de decidirse por aceptar la propuesta, e iniciará oficialmente su camino el día 1 de febrero, cuando arranca el campeonato ecuatoriano.

Ya ha avisado que tendrá que sacar rentabilidad a la cantera y mezclar esa juventud con la experiencia de algunos de los jugadores que seguirán a sus órdenes esta campaña. La veteranía de Rolando Zárate (ex del Real Madrid y hermano del laciale) y el ‘Chelo’ Delgado, los goles del ‘cabezón’ Palacios, la pegada del ‘cholito’ Quiróz y el saber estar de los internacionales Guagua o Lara, serán el mejor aval del español para sobrellevar la intensidad de un fútbol mucho más dinámico y exigente de lo que muchos piensan.

Floro nos ofrece la excusa perfecta para seguir mucho más detalladamente uno de los grandes derbys del fútbol mundial, el ‘Clásico del Astillero’. Barcelona y Emelec cruzan su camino en el partido más tradicional, pasional e impactante del país. Un total de 237 clásicos que contemplan la muerte de varios hinchas, numerosos disturbios y hasta un choque en Nueva York para explotarlo comercialmente. Ahora será imperdonable perdérselo. Suerte Benito.

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