Y yo jugando a las cartas

Este domingo se cumplen 25 años de la histórica victoria de España por 12-1 ante Malta que valió para lograr el billete a la Eurocopa de 1984. Aquella noche sevillana del 21 de diciembre de 1983 los Poli Rincón, Señor, Maceda y hasta Bonello, portero de Malta, pasaron a la historia del deporte español.

Coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de la gesta se han desempolvado anécdotas ya olvidadas sobre españoles y malteses, y, sin embargo, nadie recuerda el otro lado del 12-1. Nadie recuerda a la Holanda de Kees Rijvers, la gran perjudicada por la hombrada de la Furia Roja.

La selección holandesa había saboreado las mieles del éxito en los años 70 alcanzando dos finales de Mundial y unas semifinales de una Eurocopa con un ramillete de jugadores conocido como la Naranja Mecánica y que estaba liderado por Johan Cruyff. En cambio, en los 80 el fútbol oranje entró en crisis y la Eurocopa de 1984 que se disputaría en Francia se presentaba como la solución perfecta.

Holanda había completado una buena fase de clasificación. El 16 de noviembre de 1983 recibía en Rotterdam a España en un partido donde una victoria supondría prácticamente la clasificación para la Eurocopa. Los holandeses vencieron por 2-1 a España con goles de Gullit y Houtman, obligando a la Roja a ganar por once tantos de diferencia en la última jornada a Malta. Algo impensable. El billete a Francia estaba sellado, debieron pensar los holandeses. "Es imposible que me metan once goles", declaró el portero de Malta, tranquilizando a los confiados tulipanes.

El 21 de diciembre de 1983 el España-Malta se retransmitió en toda Holanda. El país entero estaba dispuesto a disfrutar de 90 minutos de quiero y no puedo de España para luego salir a las calles a celebrar que la Oranje volvía a una Eurocopa. La historia, como ya sabemos, no fue según esperaban.

Llegó un gol, luego otro, y otro más. "Esto va muy mal", se limitaba a balbucear el narrador del encuentro para la televisión nacional holandesa mientras continuaba presenciando incrédulo como continuaba cayendo una intensa lluvia de goles. El 12-1 final dejó a la selección holandesa compuesta y sin Eurocopa.

Holanda entera entró en depresión. En realidad todo entera no. Kees Rijvers, seleccionador holandés, no se enteró del resultado hasta mucho más tarde. Esa noche había quedado para jugar a las cartas en casa del vecino.

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