Lassana Diarra será presentado este lunes en el Santiago Bernabeu como nuevo jugador blanco. El centrocampista francés llega para paliar la baja de efectivos en mediocampo, es una petición expresa de Juande Ramos y tendrá por delante cuatro años para intentar revivir al mejor Makelele, con el que le comparan (negativamente, por cierto) por aspecto, cualidades y nacionalidad.
Un joven comodín con mucho rodado El ya ex jugador del Portsmouth, parisino de nacimiento pero de orígen malí (como Mahamadou Diarra), inició sus pasos como futbolista en el Nantes, aunque su primera gran opción la tuvo en el Le Mans, donde se hizo un hueco y se ganó el crédito en la división de plata del fútbol francés. Pasó al modesto Le Havre donde definitivamente llamó la atención de los mejores ojeadores europeos y antes de dar el salto al Chelsea por 1 millón de libras, ya fue llamado para la selección francesa Sub 21.
En 2005 inició su gran aventura en la Premier, aunque apenas contó con minutos en la campaña donde Mourinho sentó cátedra como Blue. Debutó en octubre, precisamente ante el Betis en Champions, pero no tuvo continuidad y empezó a ser rotado de posición (jugó mucho de lateral diestro para tener más opciones).
Tras dos años sin muchas posibilidades y con la idea de buscar un equipo más acorde a sus intenciones, se mudó al ‘vecino’ Arsenal, donde Wenger, pese a ser muy afín a los jóvenes valores, lo tuvo a la sombra y le tachó de “jugador multifunción”. Meses después le abrió la puerta rumbo al Portsmouth.
Con Redknapp como tutor y Fratton Park como escenario, se ha reflejado la progresión del mediocentro que muchos esperaban desde su época de juvenil. Ha sido fijo en el Pompey, donde en apenas unos meses se ganó el puesto, la credibilidad de la Premier y más fuerza con la selección de Raymond Doménech (donde ya suele ser fijo).
No es Makelele
Diarra no es un destructor como Makelele, sino un jugador comodín, capaz de trabajar y de llegar al ataque en alguna ocasión. Tiene buen desplazamiento en largo y quizás necesitaría más continuidad y claridad en su juego para dar un salto definitivo en su carrera. Está aún por explotar, viene exclusivamente a tapar la labor de su homónimo Mahamadou Diarra y aunque no es exactamente esa la mejor de sus cualidades, su capacidad de liderazgo y carácter, aseguran un desempeño a la altura.
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