Columbus es la ciudad más grande y poblada del estado de Ohio. Siempre ha sido una encrucijada geográfica- cultural del noreste de Estados Unidos y dicen las leyendas que allí se forjaron muchas de las disputas del famoso Western. No podía ser para menos en una zona en la que los indígenas americanos lidiaron durante siglos por el dominio de unas tierras con múltiples beneficios por explotar. En la actualidad, el estado es uno de los más desarrollados económicamente, goza de grandes infraestructuras y su jugosa situación geográfica es el mayor de sus tesoros. Sus puertos, claves para todo el mercado del país, son idolatrados en la ciudad y fruto de ese cariño nació The Crew (la tripulación).
Así se conoce en la MLS al Colombus Crew, que este domingo consumó una grandísima temporada en la MLS alcanzando el primer gran título de su aún corta historia. Trece años con sólo títulos menores (3 Us Open Cup) que nunca habían presagiado grandes éxitos a corto plazo. Sin embargo, Los Massive empezaron la campaña con un excelente rendimiento colectivo que pronto levantaron grandes expectativas y les colocaron como el mejor equipo del año. El alemán Siegfried “Sigi” Schmid dirige un vestuario exótico con dos brasileños, un inglés, un escocés, un venezolano y hasta un veterano defensor natural de San Vicente y Grenada.
Ellos han contribuido a un título histórico pero nadie ignora que el gran artífice de la hazaña ha sido un argentino enérgico, incansable y perseverante. Un extremo de los de antaño, capaz de salir a hombros de los triperos por dejarse la piel o ser idolatrado por la ‘Bombonera’ después de una década siendo el dulce más popular de cada xeneize. Guillermo Barros Schelotto. Guille, Mellizo o Chapita. Un crack que jamás pudo saltar a Europa pero que suma con el de este domingo un total de diecinueve títulos. No es la Libertadores ni el Clausura pero sí una MLS muy especial.
El Guille fue clave a lo largo de la campaña, donde sumó siete goles y fue el máximo Stockton de su tripulación, ya que repartió asistencias (25 pases de gol) como bombones, como regalos a una afición que ya tenía enloquecida. Fue elegido en el once ideal del año por segunda vez consecutiva, ganó el MVP al mejor jugador del año (difícil que no se lo lleve un estadounidense) y en la finalísima de este domingo ante el Red Bull NY, volvió a brillar. Logró un gol más y dio los dos pases clave para el definitivo (3-1) que abre la sala de trofeos del Crew. Y todo ello, para lucirlo de un toque especial, con Carlos Bianchi en las gradas.
Chard Marshall, Robbie Rogers, Eddie Gaven o el venezolano Moreno, fueron otros jugadores destacados en una tripulación que surca los mares de la MLS olvidando las enseñanzas de la Universidad y centrándose en las lecciones del Guille. Esas, lejos de los Campus y Fraternidades, sólo conoce una norma, la del potrero.
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