“Es la culminación a la aventura que comenzó hace dos años en Rimini”. Esas palabras, las que todo juventino quería escuchar, fueron el desahogo personal de Pavel Nedved tras consumar el regreso de la Juventus a la Champions League (1-1 ante el Artmedia). Se ponía fin a un ciclo negro de dos años, con demasiadas visitas a los juzgados, noticiarios empañados de polémica y directivos aglutinados en las comisarías. Una etapa para el olvido que ha servido para reestructurar el equipo y crear, de paso, una plantilla potente con aspiraciones altas y el carácter inconfundible de la maglia bianconera.
El regreso a las altas esferas del fútbol continental tiene muchos agradecimientos que repartir. El primero y, quizás el más merecido y olvidado de todos, debe ser para Didier Deschamps, que acudió al rescate cuando el gigante se encharcaba y lo llevó en tiempo record y con números épicos de vuelta a sus orígenes, una Serie A que no le iba a dar oportunidad de continuar su éxito tras problemas con la directiva.
Su labor, encomiable (recordemos que empezó con nueve puntos en contra como castigo), no sólo fue reflejada en estadísticas, sino que tuvo que recomponer a la institución del mayor golpe de su historia mientras perdía a sus estrellas (Ibrahimovic, Vieira, Thuram, Cannavaro, Zambrotta y hasta Capello), convencía a los ilustres para su continuidad después de que algunos se proclamaran campeones del mundo en Alemania 2006 (Buffon, Del Piero, Trezeguet, Camoranesi) y sacaba ‘oro’ de los recién llegados (Paro, Nocerino, Molinaro…).
Superado el trauma, la Juventus se encontró con un campeonato totalmente renovado en un solo año. El Inter había pasado a dominar el Scudetto, el Milan no lograba continuidad y equipos como la Roma y la Fiorentina, se habían aprovechado de su ausencia para ganar en competitividad y presencia en las primeras plazas.
La familia Agnelli encargó a Claudio Ranieri el nuevo proyecto (aún vigente) con la idea clara de intentar entrar en puestos Champions a final de temporada, algo que se cumplió sin demasiados problemas y que representaba un paso adelante. No obstante, la plantilla juventina no tenía el potencial de sus rivales (Iaquinta, Tiago o Sissoko fueron los refuerzos estrella) e incluso logró un rendimiento espectacular que lo llevó de vuelta a la élite europea.
Este verano, con la tajante obligación de no pasar apuros en la fase previa y con la mente puesta en poder luchar el Scudetto, la Vecchia se ha reforzado con ‘cabeza’. Siempre con un estilo muy definido, que busca jugadores con carácter, experiencia y altamente competitivos, un sello bianconero que no se pierde con descensos, polémicas ni cambios de técnico y que siempre les hace temibles. Ha llegado Amauri que, personalmente, creo que va a ser la estrella que levante el proyecto, Poulsen, Mellberg, Knezevic, Manninger y varios jóvenes que tendrán los minutos muy difíciles pero que son grandes promesas de futuro (Ekdal y Giovinco).
Así, el cuadro piamontés, que sigue siendo el de mayor títulos conseguidos en el fútbol italiano, regresa al lugar del que sólo los hipócritas (va por Moggi) le desbancaron y el que le colgó en lo más alto en dos ocasiones. Vuelve un clásico, un gigante, un temor más para el resto y un aporte esencial para que la Champions esté al completo. La Signora retorna a Europa. Ya estamos todos.
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