Sería injusto e inviable catalogar de desastre la eliminación del Olympique de Lyon en estos octavos de final de la Champions League. El campeón galo ha caído ante uno de los máximos favoritos (Manchester United) y cualquier lógica así lo había previsto antes del inicio del cruce. Sin embargo, cierto es que esa derrota deja un aire pernicioso y de desencanto en un bloque que no ha podido aguantar el peso de las últimas figuras que salieron a base de talonario del Gerland.
Perder en Old Trafford entra dentro de los pronósticos de cualquier equipo, pero no implica que el planteamiento inicial deba ser defensivo, efímero en ataque y casi en la penumbra de la pelota, que fue por entera dominada por los ingleses. Perrin nos engañó y se engañó a sí mismo. No sirvió que jugara al despiste con un triplete ofensivo como Benzema, Ben Arfa y Govou ya que si algo tienen estos jugadores es velocidad y, desde luego, que ninguno de ellos supo aprovecharla con el desgaste al que se veían sometidos defensivamente. Juninho no pudo ejercer como el líder de antaño ni Kallstrom inquietar con algo más que algún disparo lejano esporádico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario