Gavilanes sin presión

La fase de clasificación africana para el Mundial fue una de las más tensas y dramáticas que se recuerdan. Una de las sorpresas saldría del grupo formado por Senegal, Congo, Mali, Liberia y Togo. Camino fácil para una Senegal cuarto finalista en el Mundial de Korea y Japón, y repleta de jugadores en las grandes ligas europeas.
Un par de resultados malos, méritos enemigos y un 3-2 en Congo en la "postrera" última jornada supuso el milagro. Toda esa agonía nos dejó una "cenicienta" rumbo a Alemania, los "gavilanes" togoleses.

Poco más de 5 millones de habitantes con una media de edad de tan sólo 17 años y una esperanza de vida de 53, el cuarto país africano en muertos por Sida, ... eso es Togo. Antigua colonia alemana y francesa más tarde, siempre boicoteada por los más poderosos tienen la oportunidad de revelarse con el deporte.

El presidente del país, Faure Gnassingbe, ordenó como fiesta nacional el día siguiente de la clasificación, quizás lo más grande que hayan vivido los togoleses en años.

Libertad y faltos de presión

Sin ninguna duda es la cenicienta mundialista y sufrirán como nadie para lograr un punto, pero nadie lo tendrá fácil puesto que no tienen nada que perder.

La mayoría de sus jugadores se "pegan" por un puesto en las ligas europeas y muchos ya lo hacen en la Segunda División francesa. Son el típico conjunto muy físico, aguerrido, con mucha inseguridad defensiva y que basan su juego en el único que puede poner la nota de elegancia.

El genio que fue capaz de obrar el milagro no fue uno de los ritos ocultistas tan amigos del pueblo africano sino el señor Stephen Keshi, un nigeriano que muchos recordarán como capitán de las "Águilas verdes" en USA 94. El inicio fue caótico, pues su antecesor, el brasileño Antonio Dumas, había nacionalizado a 13 compatriotas suyos para hacerlos jugar en la selección. La llegada de Keshi desmoronó ese polémico proyecto, devolviendo la identidad de la selección al pueblo.

Su mano ha sido la causante de que al menos llegue hasta el país algo de sentido táctico, una simple palabra pero mucho trabajo para llevarla a buen puerto. Es uno de los entrenadores que ha aprendido la teoría de Europa para practicarla en África.

Pero, cosas del fútbol, han impedido que Keshi esté ahora en Alemania. Una pésima imagen en la Copa África durante esta primavera le valió el puesto y Togo perdió con su salida al talismán. Ahora multiplican por el bien de su "otro" milagro, Enmanuel Adebayor.

El punta del Arsenal, quién prometió que iría desnudo a Alemania si hiciera falta, es la estrella sin más. Sus goles pusieron la senda hacia el Mundial. Es el alma máter de la selección y dependen casi en exclusividad de lo que sea capaz de hacer.
Su ídolo es Kanu, con quién más de uno confundiría y tiene una bonita historia que contar sobre su salto al profesionalismo, ya fue "ojeado" en un torneo para chavales sub-16, Enmanuel estaba ya "crecidito" y aunque sólo tenía 13 años disputó la cita. El Metz francés se lo llevó y tres años más tarde le hizo debutar en la Primera División gala.

Dejando fuera al “gigantón” , tan sólo el central Abaló, del Amiens, Touré, del Metz y Olufade del Lille, pueden dar la talla en momentos puntuales. El sueño está servido.

Con todo esto, sería bonito hablar dentro de un mes de Togo como selección sorpresa o revelación, pero esto es fútbol y si tal hecho sucediera, más de uno empezaría a creer seriamente en la magia negra y el ocultismo que éstos practican.