Rui retorna a la Costa

Trece temporadas lejos de su Lisboa natal parecen ser demasiados como para no tener deseos de volver. Algo parecido ha debido pensar Rui Costa que en un viaje tan fugaz como estrictamente pensado a Lisboa cerró el pase al Benfica tras hablar con los mandatarios rossoneros. Muchos años en el Calcio que han dado para infinidad de recuerdos y es que a pesar del mal estado actual del portugués, Rui fue no hace mucho tiempo un auténtico crack.

Los primeros pasos de Rui en esto del balón fueron en las categorías inferiores del modesto AD Fafe, un club de mitad de tabla en la Segunda B portuguesa, pero en una revisión anual un ojeador del Benfica (nada menos que el gran Eusebio) vio en él una estrella en ciernes y con tan sólo 9 añitos se dejó seducir por el Benfica.
Los años pasaron y su mejoría le llevó pronto a lo máximo ganando el Mundial sub-17 en 1987 pero sobre todo en 1991 con la selección juvenil de Portugal marcó el penalti decisivo en la final del Mundial ante 100.000 almas, por lo que su peso y estatus subieron como la espuma. Aquella hornada de genios lusos la formaban Figo, Vitor Baía, o Paulo Sousa entre otros, una selección que ya después vería pasar cada Mundial con decepción.

Ante tales aptitudes los dirigentes del Benfica dirigido por entonces por el controvertido Sven Goran Erikkson le hicieron debutar ese mismo año.
Rui era la batuta del nuevo proyecto lisboeta que venía de ser campeón la temporada anterior. Necesitó una campaña para hacerse un hueco que nunca soltaría hasta que llegaron los frutos con la copa de 1993 y la Liga un año más tarde.

Para entonces el juego del mediapunta era demasiado tentador para las grandes potencias del fútbol internacional y Lisboa que tan bien le había acogido hasta coronarle como ídolo de masas se le quedaba pequeño por lo que no dudó ante la llamada del Calcio y más concretamente a Florencia.
En la capital Toscana se encontró un equipo en pleno apogeo con una propuesta a su medida y un planteamiento sólido para hacer cosas grandes. El conjunto "viola" (que había desembolsado 7 millones € de los de ahora) era una auténtica delicia con el gran Batistuta como jefe de filas, el incombustible Toldo bajo palos y los nuevos que iban llegando como Schwarz, Effenberg, Kanchelskis, Heinrich o Edmundo con los que la Fiorentina volvió a ser el grande de antaño retornando inclusive a Europa y ganando en 1996 Copa y Supercopa.

Durante 7 años Rui Costa fue el pilar básico para los suyos, pases sólo suyos que aún hoy le agradecen los puntas, regates con elegancia, gran disparo y toques magistrales le avalaban como el verdadero alma máter, tumbando las gradas del Artemio Franchi en más de una ocasión. En el combinado luso se convirtió en uno de los puntales aunque nunca olvidará el mal sabor de boca tras no lograr la clasificación para el Mundial de Estados unidos por lo que hasta la Eurocopa de Inglaterra en 1996 no se vio a Rui en un escenario europeo a su medida.

En aquella edición, los checos que después fueron la grata sorpresa les dejaron fuera en cuartos. Cuando parecía que todo podía tomar buen rumbo llegó un nuevo mazazo tras no ser capaces de entrar en la fase final del Mundial de Francia (1998). No así en la Eurocopa dos años más tarde que quizás dejó los mejores momentos de fútbol en esta generación dorada. En Bélgica y Holanda llegaron a semifinales. En 2002 pasó desapercibido e hizo oficial su despedida de la selección.

Ya con los años en la cabeza y en las pesadas piernas Rui Costa fichó por el Milán donde nunca ha pasado de ser un suplente en horas bajas. Así, y siempre pensando en una temprana retirada Rui Costa retorna a su casa, a su ambiente y a sus inicios para dejarnos las últimas gotas de una calidad que tuvo a raudales.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue un artista hasta que apareció Kaka y le recordó la edad que tenía.

Anónimo dijo...

Otro veterano que ve que se ke acaba el fuelle.En Fiorentina daba gusto verle pero de verdad que la llegada de Kaka lo derrumbo hasta el fonfo

José Mendoza dijo...

Pues no sabía que Effenberg también formara parte de esa gran Fiorentina. Vaya equipazo que tenían, es muy positivo que hayan llegado a la élite con Luca Toni al mando. Con respecto a Rui Costa comparto que la llegada de Kaká le hizo mucho daño, tenía que haber abandonado el Milán hace uno o dos años. De hecho, su regreso a Lisboa casi ha pasado desapercibido para los “cuatro grandes medios de información deportiva de España”.

 
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